Accidente de Chernóbil

Aconteció en Ucrania el 26 de abril de 1986, ha sido el accidente nuclear más grave de la historia, siendo el único que ha alcanzado la categoría de nivel 7 (el más alto) en la escala INES.
Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de la Central Nuclear de Chernóbil, produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior.


 
La cantidad de material radiactivo liberado, que se estimó fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas, forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de unas 135.000 personas y provocó una alarma internacional al detectarse radiactividad en diversos países de Europa septentrional y central.



¿A qué niveles de radiación estuvo expuesta la población como consecuencia del accidente?


Con excepción del personal del reactor que se encontraba en el emplazamiento y de los agentes de servicios de emergencia que intervinieron el 26 de abril, la mayoría de los trabajadores en operaciones de recuperación y de los habitantes de territorios contaminados recibieron dosis de irradiación corporal relativamente bajas, comparables a los niveles de radiación de fondo e inferiores a las dosis medias que reciben los residentes en algunas partes del mundo en que los niveles de radiación natural de fondo son altos.
En el caso de la mayoría de los cinco millones de personas residentes en zonas contaminadas, la exposición no excede de los límites de dosis recomendados para el público en general, pero alrededor de 100 000 residentes todavía reciben dosis más altas. En esas zonas se siguen aplicando medidas de reparación y algunas contramedidas agrícolas. La reducción a niveles aún más bajos será lenta, pero la mayor parte de la exposición causada por el accidente ya se ha producido.


¿Cuántas personas murieron, y cuántas más morirán probablemente en el futuro a causa del accidente?


El número total de defunciones ya atribuidas a Chernóbil, más las muertes de trabajadores de servicios de emergencia y residentes de las zonas más contaminadas que se producirán en el futuro como consecuencia del accidente, se estima en 4 000 aproximadamente. Esta cifra comprende los 50 agentes de servicios de emergencia que sucumbieron al síndrome de irradiación aguda y los nueve niños que murieron de cáncer de tiroides, así como un total estimado en 3 940 defunciones por cáncer y leucemia provocados por la radiación entre los 200 000 trabajadores de servicios de emergencia que intervinieron en los años 1986 y 1987, los 116 000 evacuados y los 270 000 residentes en las zonas más contaminadas (un total de aproximadamente 600 000 personas). Estas tres principales cohortes recibieron dosis más altas de radiación que el resto de las personas que estuvieron expuestas a la radiación de Chernóbil.
Las 4 000 muertes que indica la estimación se producirían a lo largo de la vida de las 600 000 personas afectadas. Puesto que alrededor de una cuarta parte de esas personas morirán por cánceres espontáneos no causados por la radiación de Chernóbil, el aumento en un 3% aproximadamente provocado por la radiación será difícil de observar. Sin embargo, en las cohortes más expuestas de los trabajadores de servicios de emergencia y de operaciones de recuperación ya se ha registrado cierto aumento de determinados cánceres (por ejemplo, de la leucemia).
La confusión acerca del impacto real se ha creado porque miles de personas de las zonas afectadas ya han muerto por causas naturales. Además, la creencia generalizada de que se acabará teniendo problemas de salud y la tendencia a atribuir todos esos problemas a la exposición a la radiación han hecho que los residentes locales piensen que la pérdida de vidas humanas relacionada con Chernóbil fue mucho mayor de lo que realmente fue.



¿Qué enfermedades se han producido ya o podrían producirse en el futuro?

Los residentes que ingirieron alimentos contaminados con yodo radiactivo en los días inmediatamente siguientes al accidente recibieron dosis relativamente altas en la glándula tiroides. Esto ocurrió en particular con los niños que bebieron leche de vacas que habían comido pasto contaminado. Puesto que el yodo se concentra en la tiroides, ésta fue una de las principales causas de la elevada incidencia del cáncer de tiroides en los niños.
Varios estudios recientes arrojan un ligero aumento de la incidencia de la leucemia entre los trabajadores de los servicios de emergencia, pero no entre los niños o adultos residentes en zonas contaminadas. Se ha observado un leve incremento de los cánceres sólidos y posiblemente de las enfermedades del sistema circulatorio, pero esta observación debe estudiarse más a fondo debido a la posible influencia de factores tales como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el estrés y los modos de vida poco sanos.



¿Ha habido, o habrá, efectos hereditarios o en la salud reproductiva?

Debido a las dosis relativamente bajas que recibieron los residentes de los territorios contaminados, no se han encontrado pruebas de una merma de la fecundidad entre hombres o mujeres, ni parece probable que se produzca. Además, gracias a que las dosis fueron tan bajas, no hay indicios de ningún efecto en el número de mortinatos, de embarazos malogrados o de complicaciones del parto, ni en la salud infantil en general. Un aumento moderado pero constante de los casos notificados de malformación congénita en las zonas tanto contaminadas como no contaminadas de Belarús parece estar relacionado con una mayor notificación, no con la radiación.


¿Cuáles fueron las repercusiones en el medio ambiente?


Los ecosistemas afectados por el accidente de Chernóbil se han estudiado y vigilado ampliamente en los dos últimos decenios. Durante los primeros diez días hubo grandes emisiones de radionucleidos que contaminaron más de 200 000 kilómetros cuadrados de Europa. El grado de sedimentación varió según que estuviera o no lloviendo cuando pasaron las masas de aire contaminado.
La mayor parte de los isótopos del estroncio y el plutonio quedaron depositados dentro de un radio de 100 km del reactor dañado. El yodo radiactivo, que fue causa de gran preocupación después del accidente, tiene un período de semidesintegración breve y ya se ha desintegrado del todo. El estroncio y el cesio, con su período de semidesintegración más largo, de 30 años, aún persisten y seguirán siendo motivo de preocupación en los próximos decenios. En cuanto a los isótopos del plutonio y al americio 241, que persistirán tal vez por miles de años, su contribución a la exposición humana es baja.



¿En qué medida se ha contaminado el medio urbano?

Las superficies abiertas, como las calles, los céspedes y los techos, fueron las más contaminadas. Los residentes en Pripyat, la ciudad más cercana a Chernóbil, fueron evacuados rápidamente, lo que redujo la exposición potencial a los materiales radiactivos. El viento, la lluvia y las actividades humanas han reducido la contaminación superficial, provocando sin embargo una contaminación secundaria de los sistemas de evacuación de aguas residuales y fangos de alcantarillado. La radiación presente en el aire en las zonas urbanizadas ha vuelto a situarse en los niveles de fondo, aunque los valores siguen siendo superiores en las zonas en que los suelos se han dejado tal como estaban.



¿En qué medida están contaminadas las zonas agrícolas?

La alteración por exposición a la intemperie, la desintegración física, la migración de los radionucleidos hacia niveles más profundos del suelo y la reducción de la biodisponibilidad han dado lugar a una merma importante de la transferencia de radionucleidos a las plantas y los animales. El yodo radiactivo, que pasó rápidamente de los pastos y piensos a la leche, fue una de las primeras preocupaciones, y en efecto se observaron niveles elevados en algunas partes de la antigua Unión Soviética y de Europa meridional, pero, dado el breve período de semidesintegración de este nucleido, esa preocupación no tardó en calmarse. El cesio radiactivo presente en la leche, la carne y algunos alimentos vegetales es actualmente, y seguirá siendo por mucho tiempo, el elemento más preocupante en lo que respecta a la exposición humana interna, pero, salvo en unas cuantas zonas, las concentraciones no exceden de los niveles inocuos.



¿En qué medida están contaminados los bosques?

Tras el accidente, los animales y la vegetación de las zonas forestales y montañosas absorbieron grandes cantidades de cesio radiactivo, y los niveles siguen siendo altos en las setas, las bayas y la caza. Debido a que la exposición relacionada con los productos agrícolas ha menguado, la importancia relativa de la exposición generada por los productos forestales ha aumentado y sólo disminuirá a medida que los materiales radiactivos migren hacia zonas más profundas del suelo y se desintegren lentamente. Se ha observado una elevada transferencia de cesio radiactivo de los líquenes a la carne de reno, y de esa carne al ser humano, en el Ártico y en las zonas subárticas, con altos niveles de contaminación de la carne de reno en Finlandia, Noruega, Rusia y Suecia. Los Gobiernos interesados impusieron restricciones a la caza, entre otras cosas fijando la temporada de caza en el período en que la carne de los animales está menos contaminada.



¿En qué medida están contaminados los sistemas acuáticos?

La contaminación de las aguas superficiales en gran parte de Europa disminuyó rápidamente gracias a la dilución, la desintegración física y la absorción de los radionucleidos en los sedimentos de los lechos y en los suelos de las cuencas de captación. Sin embargo, debido a la bioacumulación en la cadena trófica acuática, se encontraron concentraciones elevadas de cesio radiactivo en peces de zonas tan alejadas como Alemania y Escandinavia. El estroncio radiactivo alcanzó niveles comparables, pero como se concentra en la espina del pez y no en el músculo, no tuvo consecuencias importantes para el ser humano. Actualmente los niveles en los peces y en las aguas son bajos, salvo en las zonas con lagos “cerrados”, sin cursos de desagüe. En esos lagos, los niveles de cesio radiactivo en los peces seguirán siendo altos por decenios, y por lo tanto deberían mantenerse las restricciones a la pesca.
 
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